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Diagnóstico Ambiental del Lago de Yojoa, Honduras: Lago de Yojoa en Peligro 2002.


ecología Lago de Yojoa en Peligro.


b]Alguna Información sobre esta belleza natural Hondureña[/b] 

El lago de Yojoa tiene un flora acuática muy diversa con 71 especies de plantas acuáticas y emergentes reportadas. Este número representa 86.5 % de la plantas acuáticas reportados para Honduras. 
Los 407 especies de aves reportadas para la región del Lago de Yojoa, representa 55 % de las aves de Honduras.
Las 54 especies de mamíferos reportados en la región del Lago representa 23.6 % de los mamíferos de Honduras.
Las 31 especies de anfibios reportado para la región del lago de Yojoa representa 44.2 % de los anfibios de Honduras (Vaux et al 1993). 
Las 72 especies de reptiles reportadas para la región del lago de Yojoa representan el 43.6% de los reptiles de Honduras (Vaux et al 1993). 
Están reportadas 29 especies de peces, que representan 32.9 % de los peces de agua dulce. 

AMENAZAS 


Deforestación 

Lago de Yojoa en Peligro.

La deforestación dentro de la zona del lago de Yojoa es una de las principales amenazas a los ecosistemas sobrevivientes. El área que más ha sufrido es Punta Gorda y Cerro Poza Azul. Es probable que solo queden algunos cientos de hectáreas del total de los ecosistemas originales en esta zona. Otro lugar donde la deforestación esta a punto de acabar con todo un ecosistema es al norte del lago, entre el Jaral y Montaña Babilonia. La deforestación en el Cerro Santa Barbara esta llegando bien dentro de la zona núcleo. En el cerro Azul Meambar hay entradas de deforestación grandes en el sector este y sur del parque, que están tocando la zona núcleo. Otros ecosistemas amenazados por la deforestación son los bosques de pino del norte del lago y los bosques latifoliados estacionales sobre cal en el sector sur del lago. 

Fragmentación 
La fragmentación del bosque es una preocupación muy grande, principalmente en la zona de Punta Gorda y Montaña Poza Azul. La deforestación ha dejado muy poca área de bosque latifoliado en esta zona y el que queda esta altamente fragmentado. Es seguro que un programa de conservación en este área debe incluir restauración ecológica para unir algunas de los pequeños fragmentos que han quedado. 

La situación en el norte del lago es similar pero quedan menos fragmentos para reunir. Otras áreas de seria fragmentación son los pinos del norte del lago y los bosques latifoliados del sur. 

Contaminación (ESTA ES LA PRIMERA MAS PELIGROSA GENERADA POR LA MINA) 

ecología 

La contaminación en el lago de Yojoa, tanto de metales pesados, desechos orgánicos y agroquímicos son una seria amenaza para el futuro desarrollo turístico de la zona. El impacto de esta contaminación sobre el lago, como ecosistema natural, es imposible de calcular. Las ocasionales muertes masivas de peces en el lago puede ser causado por la contaminación de metales pesados, pero esto no ha sido debidamente probado. 

Producción Hidroeléctrica 


El impacto principal de la generación de Energía hidroeléctrica son los exagerados cambios de los niveles de agua. Existen evidencias que los humedales han sido afectados por este proceso, algunas áreas de bosque se encuentran inundadas por parte del año y parece que han perdido su capacidad de regeneración. En otras áreas los pantanos de zacate están secos por buena parte del año y están reduciéndose en tamaño. Existe la posibilidad que la flora y fauna tenga la capacidad de adaptarse a estas nuevas condiciones, principalmente a través de migración de estos ecosistemas. Es importante iniciar un estudio profundo de los humedales, que áreas están perdiendo su capacidad de reproducción y reduciéndose en tamaño y en que áreas conservan esta capacidad y estén, posiblemente, aumentado en tamaño. 

Introducción Especies exóticas 

minería

La introducción de peces exóticos al lago de Yojoa ha tenido un impacto muy negativo sobre el ecología del lago. Mientras, reducidas poblaciones de algunas especies de peces autóctonas aun habitan el lago, existe la posibilidad que otras especies se encuentren extintas del área. El Black Bass es un pez carnívoro, que come otros peces. Fue un predador muy exitoso de los peces nativos pero, poco a poco, se quedo sin comida. La introducción de la Tilapia, un omnívoro, con una dieta mucho más amplia, era un intento por mejorar la dieta del Black bass. El daño a la ecología producido por estas introducciones es irreversible, la introducción de más especies exóticas puede inducir aún mas extinciones. 

Siembra de café. 
metales pesados 

La siembra de café ha tenido un serio impacto sobre los tres áreas protegidas en el entorno del lago de Yojoa. El impacto del café incluye: deforestación, destrucción del soto bosque, apertura de nuevos caminos y contaminación. Algunas de los últimos segmentos de bosque latifoliado en el sur y oeste del lago esta sembrados con café. Obviamente la restauración de estas áreas puede ser mucho más rápido que en áreas donde el bosque han sido tumbado. Hasta la existencia de café con cobertura de especies nativas puede ser visto como un apoyo a la biodiversidad del lago. Tal vez una de los amenazas más serias de la siembra de café, es la existencia de estos elementos positivas, ya que están siendo fuertemente usados para defender la expansión del café en áreas de bosque primario. 

Fincas de Peces (Segundo mayor contaminante) 
lago de yojoa 
ampac 
aqua finca

La existencia de tanques flotantes de peces exóticas en el lago de Yojoa, representa una seria preocupación. Pese a que el lago tiene varias especies introducidos, la posibilidad de tener aun más especies o variedades de peces exóticas es un serio riesgo para los pocos peces nativos que aun quedan en el lago. La finca de peces también amenaza el lago en otras formas. Es grande de más de 4 canchas de fútbol. La comida que se pone en los jaulas todos los días esta contaminado el lago y cambiando su ecología, causando seria eutroficación cerca de las jaulas. Otra amenaza incluye la posibilidad de la matanzas de especies de aves acuáticas que pescan en las jaulas incluyendo el Least Bitten: Ixobrycus exilus. 

Cacería 
Lago de Yojoa en Peligro. 
Los fragmentos de bosque latifoliado alrededor del lago, contiene varias especies comestibles. Con la reducción del área del bosque la vida silvestre se concentra y se hace aun más susceptible a las actividades del cacería. 

Sobre pastoreo de las humedales 

La exagerada reducción en los niveles del lago cada año, ha expuestos mucho más los humedales al pastoreo, sobretodo durante la estación seca. El doble impacto de estar seco y al mismo tiempo ser consumido esta causando un fuerte daño a los humedales alrededor del lago. 

Construcción de muelles y canales en el humedales. 
contaminación 

Las diferencias en los niveles del lago hace más y más necesario la construcción de muelles bien adentro del lago, y la necesidad del dragado y profundizar los canales de acceso. Estas actividades causan fuertes daños a los comunidades de planta acuática de las orilla del lago. 

Construcción de carreteras 
minería 

La construcción de carreteras y caminos rurales, dentro de las áreas protegidas sin ningún estudio del impacto ambiental es continúa. Esta actividad se extiende hasta las áreas núcleo del Cerro Santa Bárbara. Mientras el mejoramiento del acceso a comunidades aislados es positivo y necesario para las comunidades, es indispensable realizar un estudio de su impacto, particularmente cuando estas carreteras están cerca o dentro de las zonas núcleo de las áreas protegidas. 


Siembra de Piña 
metales pesados 

El cultivo de Piña en el norte del Lago es una de las principales razones de la perdida del bosque de Pinus caribea. 



Información Obtenida del: Diagnóstico Ambiental del Lago de Yojoa, Honduras 


Revisión bibliográfica 
Por: Dr. Paul R. House 
Enero de 2002 
The Nature Conservancy 


esglobal: EL ACCESO AL AGUA, UNA CUESTIÓN DE PODER

30 de diciembre de 2013;  Mª Ángeles Fernández y Jairo Marcos

“La ONU no sabe cuántas personas disponen de agua de calidad porque no lo mide”, afirma la relatora especial de Naciones Unidas por el derecho humano al agua y al saneamiento en esta entrevista paraesglobal.
    
    
Jairo Marcos
    
Catarina de Alburquerque en Lisboa, 2013.
Catarina de Alburquerque vive con prisa un tiempo que gestiona de forma generosa. La relatora especial de Naciones Unidas por el derecho humano al agua y al saneamiento, una voz tan respetada como incómoda por sus críticas, denuncia que “los Estados raramente reconocen de forma voluntaria que la gente tiene derechos”. Aprovechó que Lisboa era la anfitriona del VIII Congreso Ibérico sobre Gestión y Planificación del Agua para subrayar los retos pendientes y las limitaciones de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Con la maleta lista para viajar a Brasil, el destino de su segunda misión anual, alarga la conversación más allá de lo permitido por su agenda, no sin antes dejar claro el punto final: “El acceso al agua es una cuestión de poder”.
Esglobal. Cinco años después de su llegada a Naciones Unidas, ¿son más los logros cosechados o los retos pendientes?
Catarina de Alburquerque. Vivo con frustración permanente porque hay muchas cosas por hacer. Pero si miramos a 2008, la situación ha cambiado mucho. Cuando fui nombrada, el derecho humano al agua y al saneamiento todavía no había sido reconocido y no se hablaba casi de saneamiento en términos de derechos humanos. Los países que me hicieron la vida un poco complicada ya se sumaron al consenso y las organizaciones de la ONU que no tenían muy claros los términos de reconocimiento del derecho hoy lo apoyan firmemente.
Esglobal. ¿Qué aplicación práctica tienen sus informes?
C.A. Depende. Es difícil saber qué son casos de éxito. Por ejemplo, en Eslovenia vi una gran exclusión de los gitanos y, después de mi misión y de hacer críticas al Gobierno, empezaron a mirarles como seres humanos: es bueno que lo hagan ahora, pero malo que hasta entonces no lo hiciesen. En California también reconocieron el derecho humano al agua y al saneamiento tras mi misión. Pero mi tasa de éxito no es absoluta. La crisis del agua no afecta a todos y todas de la misma forma.
Esglobal. ¿Puede una empresa privada garantizar el derecho humano al agua?
C.A. Desde el punto de vista de la empresa, la tentación es obtener ganancias. Pero quien tiene la obligación de la implementación del derecho es el Estado, que debe ser el garante y adoptar un marco regulador que determine cuáles son las reglas que se imponen a las empresas privadas: tarifas, mecanismos para garantizar que sea asequible para los más pobres, etcétera. Hay precondiciones que tienen que existir antes de abrir la puerta al sector privado, entre ellas, el derecho de participación y de información en todo el proceso de privatización.
Esglobal. ¿Supone la crisis económica un retroceso en los datos mundiales de acceso al agua potable?
C.A. Muchas de las políticas que se están adoptando arrastran una falta de atención a los derechos humanos. Reconozco que no es el momento para hacer mega inversiones en el sector, pero otra cosa es adoptar medidas de austeridad sin analizar cuál es el impacto que pueden tener en las personas más vulnerables. Es una obligación que tienen los Gobiernos. Y no podemos olvidar que plantear una queja es caro: hay que tener educación, conocer un mínimo del derecho, contar con un abogado, disponer de dinero y de tiempo... las quejas no llegan. Esto tiene que ver con la cuestión de poder: quien tiene poder tiene acceso al agua, mientras que quien no tiene poder no tiene agua.
Esglobal. En sus informes critica la cooperación para el desarrollo Norte- Sur por su cortoplacismo. ¿Cómo es el modelo de gestión de agua que se exporta desde el Norte?
C.A. Muchas veces sirve para abrir mercados a productos de un determinado país en otro. Me parece legítimo que un organismo del Estado abra mercados para sus empresas, pero que no le llamen cooperación internacional, como hacen los estadounidenses de la USAID con los jabones de Procter & Gamble en África o en India. Eso no es promover derechos humanos. Estuve en las islas Kiribati y vi una desalinizadora que no funcionaba desde hacía años porque necesitaba demasiada energía y no tenían recursos humanos capaces de repararla; hablé con el Gobierno sobre los problemas de acceso al agua y su estrategia para el futuro pasaba por ¡plantas desalinizadoras! “Son nuestros amigos quienes nos las dan, los australianos y los japoneses”, me dijeron. Es decir, la comunidad donante les da algo sabiendo que no tienen capacidad. La gente no había participado en la toma de decisiones y tengo mis dudas sobre si el Gobierno nacional había participado y de qué forma. Los procesos no son transparentes ni abiertos. Cuando comprendes la corrupción que existe detrás entiendes el tipo de selección que se hace.
 
AFP/Getty Images
 
Esglobal. ¿Existe realmente un interés de los Estados por luchar por el derecho humano al agua?
C.A. Los Estados raramente reconocen de forma voluntaria que la gente tiene derechos. Actúan bajo presión, por ejemplo en 1948 de lo sucedido durante la Segunda Guerra Mundial, o de otro tipo de violaciones de derechos; actúan siempre bajo la presión de la sociedad civil. Son como un jabón en la bañera, siempre intentando escapar. Es como pedir a una zorra que se ocupe de las gallinas. Con los Estados pasa lo mismo. Salvo rarísimas excepciones, decretan los derechos dentro de unos límites que no les compliquen mucho la vida. Después del reconocimiento al derecho humano al agua, hubo países que hicieron declaraciones de disociación de ese derecho, y por eso en Marsella intentaron de nuevo rebajar el lenguaje. El problema también fue que el proceso no fue muy transparente ni muy participativo. Prefiero hablar poco de eso para no darle demasiada importancia porque no me parece que sea un foro legítimo de discusión. ¿Pudo la sociedad civil participar en las negociaciones? No. Yo intenté ser invitada a las reuniones preparatorias y nunca me dejaron ir. Es importante tener una relatoría en la ONU por el derecho humano al agua, pero tengo un poder limitado y cuento con unos recursos humanos y financieros limitados. Por eso sólo funciona cuando también tenemos una sociedad civil activa, que exige estos derechos al gobierno y presiona. Ahora tenemos que estar atentos al próximo foro de 2015, para asegurarnos que no se diluya lo acordado en Naciones Unidas.
Esglobal. Ha denunciado que los Objetivos de Desarrollo del Milenio sólo cuentan las personas que han obtenido acceso al agua e ignoran a las que lo han perdido, ¿son datos fiables?
C.A. Son datos fiables para medir quién ganó acceso, pero no miden si el acceso es de calidad o quién perdió el acceso. Las cifras indican que 800 millones de personas no tienen acceso a fuentes de agua mejorada, que es un concepto que se confunde con el de acceso a agua potable. El agua mejorada es un indicador inventado por los burócratas de Naciones Unidas que no refleja la falta de calidad de agua. ¿Cuántas personas no tienen agua de calidad? No lo saben porque la ONU no lo mide. Se estima que dos o tres mil millones de personas diariamente no beben agua de calidad. Los datos de los ODM sólo miden una parte de lo que es el derecho humano al agua, pero no es suficiente para tener una imagen completa de la realización del derecho.
Esglobal. Ha apuntado que el aumento de la población puede afectar a la escasez del agua. ¿Qué peso tienen el modelo de consumo y de desarrollo en la escasez?
C.A. Cuando voy a la escuela de mis hijos para hablar de derecho humano al agua siempre menciono el agua virtual: si comes tomates de Marruecos o naranjas de Israel estás consumiendo agua en Europa que viene de regiones del mundo donde no hay agua suficiente para la gente. Es un tema reciente para la generalidad de la población, que se sorprende cuando lo conoce. Se tiene que hablar más, hay que tener una sociedad civil activa para que presione a los Estados con el objetivo de que estos temas sean tenidos en consideración a la hora de adoptar políticas nacionales y también cuando se hable de la agenda de postdesarrollo 2015, para que los derechos de las generaciones futuras sean tenidos en cuenta.

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esglobal: COMPRAR TIERRAS PARA TENER AGUA

18 de marzo de 2014

En América Latina las grandes empresas controlan el fenómeno del acaparamiento de terrenos cultivables ricos en oro azul.

AFP/Getty Images

Fue hace un siglo cuando el entonces superintendente del departamento de agua de Los Ángeles solucionó los problemas de escasez de la ciudad con una medida innovadora para aquella época: la apropiación de recursos hídricos situados a más de 300 kilómetros. El informe Más allá de la escasez: poder, pobreza y la crisis mundial del agua del PNUD, donde figura el ejemplo, alerta del “peligro” que supone que dicho modelo reaparezca “con otra apariencia”, con el “poder dictando los resultados sin ninguna preocupación por la pobreza y el desarrollo humano”.
En 2008, dos años después de la publicación de ese estudio, explosionó dicha tendencia de control de tierras extranjeras (land grabbing, en inglés), en un contexto alcista del precio de los alimentos y de las materias primas. En un primer momento fueron fundamentalmente países de Oriente Medio los que se hicieron con vastas extensiones de terreno fuera de sus fronteras para producir alimentos, provocando de forma paralela una creciente especulación financiera con los cultivos. Desde entonces, nuevos Estados y nuevos actores han profundizado la moda, que justifica en muchos casos la necesidad de inversiones para lograr un aumento de la productividad.
El agua es ahora una de las claves en este proceso, pues cultivar alimentos lejos para consumirlos cerca implica también controlar el agua que regó esos cultivos. “Aquellos que han estado comprando extensas superficies de tierras agrícolas entienden que el acceso al agua que obtienen, muchas veces gratis y sin restricciones, puede tener a largo plazo un mayor valor que las tierras mismas”, apunta un informe de la ONG Grain, que estudia este complejo fenómeno, del que es complicado obtener datos y estadísticas.
En muchos casos, la apropiación de tierras no es el resultado de un proceso transparente y democrático, según el PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciencies of United States of America), quien corrobora que el acaparamiento global de tierras está asociado con una tasa de acaparamiento de agua. Para esta academia de ciencias, Estados Unidos, Emiratos Árabes, India, Reino Unido, Egipto, China e Israel están detrás de aproximadamente el 60% del agua incautada a través de la tierra. Las diferentes legislaciones, la falta de transparencia, los variados acuerdos o la complejidad del proceso entorpecen la tarea de dar cifras: la tierra almacenada para la agricultura oscila entre los 32,7 y 82,2 millones de hectáreas, según PNAS, que justifica la horquilla en el tipo de transacción que se tenga en cuenta. En todo caso, entre el 0,7%  y el 1,75% del terreno cultivable mundial está en manos foráneas.
Aclarar con exactitud el acaparamiento de tierras resulta “polémico” para la investigadora del programa de justicia alimentaria del Transnational Institute Jennifer D. Franco: “El gran esfuerzo para definirlo implica en sí mismo el acto político de intervenir en un debate de gran calado sobre la tierra y sus derechos. Nunca habrá un acuerdo sobre lo que constituye el acaparamiento de tierras, al igual que siempre hay desacuerdo sobre lo que es ‘desarrollo’ o ‘seguridad alimentaria’.
Land Matrix, otra de las pocas fuentes que nutren el debate, estima en 35,6 los millones de hectáreas apoderadas en el mundo, una extensión cuatro veces el territorio de Portugal. Si tenemos en cuenta que más del 80% del agua dulce del mundo se dedica a la agricultura, la regla de tres es clara. “El acaparamiento de tierras para el desarrollo de proyectos agroindustriales necesita del agua que existe en los territorios para poder producir las mercancías que luego comercializan. Sin agua no hay agricultura posible y eso lo saben las corporaciones, que realizan sus inversiones en territorios donde el agua es abundante”, explica a Carlos A. Vicente, integrante de Grain. El comercio agrícola global es “una gigantesca transferencia de agua en forma decommodities, desde regiones donde se la encuentra en forma abundante y a bajo costo, hacia otras donde escasea y es cara”, completa la investigación de 2013 El acaparamiento global de tierras. Guía básica, del Transnational Institute y Fuhem Ecosocial.
Seguridad hídrica, energética y alimentaria están interrelacionadas. Más allá de la agricultura, son muchas las formas y funciones en las que el vital líquido es requisado: “El agua ha sido un bien mucho menos contestado por los movimientos sociales. Su fluidez hace más difícil su defensa. Sin embargo, ha sido acaparado de muchas formas: para la agricultura intensiva, para la generación de energía que se exporta o que presta servicios exclusivamente a la industria, para el embotellamiento o para la minería, entre otros. Los acaparamientos de tierra y de agua pueden ser procesos simultáneos; en ocasiones, una vez despojadas las comunidades de su tierra es imposible que accedan nuevamente al agua”, explica Irene Vélez, investigadora colombiana que ha estudiado el fenómeno en la zona del Alto Cauca.

América Latina, en venta
Con la llegada del nuevo siglo, la revista Fortune predijo que el agua está destinada a ser para el siglo XXI lo que fue el petróleo para el siglo XX: la codiciada mercancía que determina la riqueza de las naciones. Y el continente americano es uno de los más ricos cuando la medida que se tiene en cuenta es la del oro azul.
En Colombia el proyecto de Ley de Baldíos, que finalmente ha sido aparcado para reformarlo y lanzarlo en la próxima legislatura, pretendía legalizar las compras de tierras por personas extranjeras. Según varias organizaciones que se opusieron a la legislación, contradecía políticas gubernamentales como la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, que pretende devolver terrenos a las víctimas del despojo durante el conflicto. Terrenos que son mucho más que un pedazo de campo cuya titularidad está en disputa. Vélez enuncia las dimensiones simbólicas y los bienes ambientales del territorio, siempre regados por el agua. Colombia es el undécimo país con mayores índices de concentración de la tierra en el mundo y el segundo en América Latina, sólo por detrás de Paraguay.
En la república guaraní las cosas son incluso más opacas, ya que no existe catastro alguno. Su nombre apenas aparece en las tablas de datos del PNAS (sólo cuatro registros) y tampoco en las estadísticas de la iniciativa global de monitoreo de tierras Land Matrix (cinco registros). Es en cambio un Estado en manos extranjeras: en concreto unos 7,7 millones de hectáreas (el 32% de las tierras cultivables o, lo que es lo mismo, el 20% del país) son explotadas por foráneos; mayoritariamente brasileños.
Brasil figura al mismo tiempo en las listas de acaparadores y en la de acaparados. Es decir, por un lado, extranjeros controlan parte del país, que lidera la lista de Estados con más agua disponible (con el 12% de las reservas de agua dulce del mundo). Por otro, algunas empresas brasileñas tienen tierras en el exterior, fenómeno que, según Land Matrix, surge a partir de 2006, coincidiendo con la consolidación de su economía en el ámbito internacional. Además, desde hace cuatro años la legislación brasileña restringe la cantidad de tierras rurales que puede adquirir una empresa extranjera o nacional controlada por capitales foráneos, una iniciativa que busca principalmente proteger al sector agropecuario local, con mucha fuerza en el continente.
Algo similar se ha decretado en Argentina, donde los extranjeros no pueden poseer más de 15% de la tierra cultivable nacional. Mientras, en Uruguay hay que ser ciudadano nacional para comprar tierras, una ley que “no tiene ningún efecto práctico” para Eduardo Gudynas, investigador en el Centro Latino Americano de Ecología Social: “La mayor parte de la producción de soja en Uruguay se hace bajo convenios de producción, donde a quien la controla no le interesa ser el dueño de la tierra. Lo que sucede en el sur de Brasil, en Argentina y también en Uruguay es que la propiedad de la tierra no es el elemento clave en las estrategias de desarrollo, porque el que controla la producción hace un convenio de producción a riesgo compartido o bien alquila el predio”.
El acaparamiento en América Latina lo realizan sobre todo grandes empresas, mientras por ejemplo en África está copado por Estados: “La transacción de tierras privadas es probablemente mayor en América Latina y el Caribe en comparación con otras regiones del mundo, donde hay más concentración en la categoría general de tierras estatales o públicas”, aseguran los autores del estudio El acaparamiento de tierras en América Latina y el Caribe desde una perspectiva internacional más amplia, quienes consideran “imposible cuantificar claramente cuántas hectáreas han resultado afectadas”.
Carlos A. Vicente señala que las legislaciones nacionales no son suficientes “frente a los diferentes mecanismos que utilizan las empresas para el acaparamiento” y añade que el sistema de “Inversiones Agrícolas Responsables (RAI) no representan una solución, sino un maquillaje detrás del cual se sigue produciendo y legitimando el acaparamiento”. Precisamente la justificación de la plataforma RAI, impulsada por el Banco Mundial, la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), la UNCTAD (Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) y FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola) aboga por la necesidad de inversiones para “aumentar la productividad”, como camino “para el desarrollo económico y la reducción de la pobreza”, asegurando “que se respeten los derechos de los actuales usuarios de la tierra y el agua”.

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Graduado  con Honores Magna Cum Laude
Master Josue Eduardo Acosta Zuniga le felicitamos por su logro académico y nos sentimos muy alegres junto a su esposa y su familia extendida.... Para ADAH es un honor que sea parte de nuestra organización. y ! siga adelante¡..... Honduras necesita de estos logros.

esglobal: CINCO RIESGOS ECONÓMICOS QUE ENCIERRA LA CRISIS DE UCRANIA

05 de marzo de 2014


Una versión ampliada de los cuatro jinetes del Apocalipsis financiero.

AFP/Getty Images

Las consecuencias económicas son, por lo general, las menos temidas en cualquier escalada militar y, muy especialmente, cuando las disputas enfrentan a grandes potencias con enormes arsenales nucleares en la recámara. El pánico se centra en la destrucción del territorio, la siega de miles de vidas humanas o las infinitas columnas de refugiados, heridos o desplazados que terminan con sus huesos en campos desbordados por el hacinamiento.
Sin embargo, cuando los estallidos de violencia son localizados, la guerra no parece una amenaza real. Al venir de un período que ha triturado millones de puestos de trabajo mientras esquilmaba el gasto público en sanidad o educación en Occidente, las posibles consecuencias económicas se convierten en las que más aterran a la población y a unos líderes políticos que ya vislumbran la enésima amenaza a su popularidad. ¿Pero cuál puede ser ese impacto financiero que casi todos temen?
La quiebra de Ucrania. Como en todos los terremotos de alta o baja intensidad, la mayor devastación se produce en el epicentro. Ucrania corre un serio riesgo de suspender pagos y, según el informe que publicó recientemente Standard & Poor’s, la única manera de que no ocurra este año es que Moscú envíe a Kiev los 11.000 millones de euros prometidos o que lo hagan en su lugar otras potencias o instituciones extranjeras. Muchos analistas matizaron las conclusiones de este informe poniendo sobre la mesa o bien la férrea voluntad de Vladímir Putin a la hora de ayudar a su amigo Víktor Yanukovych, o bien el hecho de que el país poseía reservas suficientes en divisas para resistir durante los próximos dos meses.
Los acontecimientos, que se han precipitado desde que la agencia de calificación publicó su análisis el pasado 21 de febrero, han refutado los dos argumentos y la calma que pretendían transmitir, ya que los capitales extranjeros están acelerando su fuga de Ucrania, los ahorradores retiran todo el efectivo que pueden de sus bancos, el Kremlin ha suspendido su programa de rescate y Putin, lejos de ayudar, ha anunciado que quiere vaciar aún más las arcas de su vecino subiéndole el precio del gas que necesita. Estados Unidos, la Unión Europea y el FMI deberían acordar ya un plan de apoyo financiero para que los fondos llegasen a tiempo de impedir la quiebra soberana que podría producirse en abril.
Guerra del gas, adiós al maíz. Otro efecto económico de envergadura de este conflicto sería, precisamente, el incremento del precio del gas natural que pagan los países europeos y que emplean no sólo para calentar los hogares, sino también para la producción industrial de la que dependen millones de puestos de trabajo y la competitividad de un buen número de exportaciones. Esto podría ocurrir debido a la interrupción o drástica reducción del flujo que transporta el gasoducto Naftogaz, que proviene de Rusia y atraviesa Ucrania, Eslovaquia y República Checa hasta desembocar en Alemania (Waidhaus) e Italia (Tarvisio). Aunque Naftogaz lleva en su vientre el 50% del suministro que recibe Europa de Rusia, los países comunitarios esperan mitigar el impacto de un posible cierre del grifo con la ayuda de otras dos infraestructuras similares (Yamal-Europa y Nordstream) y de unas reservas de emergencia equivalentes a 38 días de suministro de Naftogaz, según los cálculos de los analistas de Deutsche Bank.  
La escalada de los combustibles fósiles no sería la única que perforaría los bolsillos comunitarios e incluso internacionales. Ucrania exporta el 19% de la oferta total de maíz del mundo, un cereal que se siembra por estas fechas y que sus agricultores envían a los mercados mundiales mediante los puertos de Odessa, Illichevsk y Yuzhne, a orillas del mismo Mar Negro que baña las costas de Crimea pero a más de 300 kilómetros de distancia.  
Desplome y contagio. Una consecuencia financiera de calado sería la caída de Rusia en la recesión este mismo año y su onda expansiva sobre los emergentes europeos que dependen en buena medida de su economía (esencialmente, Lituania, Estonia y Letonia). Los expertos consultados por Bloomberg el pasado 31 de enero estimaron las probabilidades de esa recesión en un 33%  y sus cálculos no tuvieron en cuenta la crisis de Crimea, sino la fragilidad de la recuperación mundial, el desplome de la inversión doméstica (sobre todo en el sector inmobiliario y energético), las trabas existentes a la creación y expansión de las empresas privadas y el freno que supone una demanda interna realmente débil. Los problemas de Rusia afectarían no sólo a los emergentes europeos, sino también a sus acreedores (los bancos italianos y franceses les han prestado en total 300.000 millones de euros) e incluso a Alemania, que sufriría doblemente por el encarecimiento de sus exportaciones a lomos de la subida del precio del gas y por la reducción de casi el 3,5% de sus ventas totales en el extranjero que destina al mercado ruso.  
Peligro para los emergentes. Si Rusia entra en barrena, es fácil imaginar un agravamiento en la llamadacrisis de los emergentes que ya no afectaría sólo a la rama europea de esta disparatada y diversa familia de países, sino que cobraría unas dimensiones globales en las que, casi con seguridad, la primera víctima sería Turquía, un Estado turbulento por sí mismo, con una moneda vapuleada por la desconfianza de los inversores extranjeros en los últimos dos meses y que vende casi el 4% de lo que exporta a su enorme vecino del norte. Las autoridades de Turquía, al igual que las de Rusia, India o Suráfrica, han tenido que elevar los tipos de interés para frenar la fuga de capitales y el desplome de sus divisas. Todos ellos, además de Indonesia y Brasil, si su situación continúa agravándose, podrían estar condenados a elegir entre fortalecer sus monedas y multiplicar las probabilidades de una recesión, o no hacerlo y arriesgarse a un colapso financiero provocado por la sangría de capitales que hacen cola en sus aduanas para abandonar el país. Este escenario sería otra posible consecuencia de algo que parece tan distante y lejano como el conflicto de Crimea o la legitimidad del Gobierno en Kiev.
Pura y dura incertidumbre. El quinto impacto económico es casi imposible de calcular, porque tiene que ver con la incertidumbre política y las graves dudas que han empezado a inundar los mercados. ¿Cuánto podemos perder por la pasividad de un G-8 que, seguramente, va a cancelar su próxima reunión justo en el momento en el que el brote de la recuperación mundial parece tan tierno? ¿Qué clase de trabas pondrá Rusia al comercio como respuesta a unas eventuales sanciones por parte de Europa y Estados Unidos o a la simple humillación de tener que recular ante la comunidad internacional? ¿Respirará Vladímir Putin por la herida elevando el coste en vidas humanas de la tragedia de Siria, postergando cualquier solución y desestabilizando así una región que se tambalea? ¿Dificultará el Kremlin el acuerdo que concierne al programa nuclear iraní y se traducirá esto en más amenazas de Israel y nuevos máximos del barril de petróleo? 
Todas estas posibles consecuencias financieras, una versión ampliada de los cuatro jinetes del Apocalipsis, ni se producirán automáticamente ni resultan inevitables. Sortearlas requerirá, eso sí, de un nivel de estadismo, habilidad diplomática y generosidad al que los líderes occidentales y rusos no nos tienen en absoluto acostumbrados. Disponen aquí y ahora de una oportunidad para redimirse.
http://www.esglobal.org/cinco-riesgos-economicos-que-encierra-la-crisis-de-ucrania