Por Ramy Srour
“¿Cómo alimentará la gente a sus familias?”, dijo Earle Eldridge, un voluntario de la despensa de alimentos de la iglesia católica de St. Anthony en Washington, en diálogo con IPS.
“Nos estamos convirtiendo en un país donde el gobierno recorta cosas tan esenciales como los alimentos, y no sabemos cómo harán las personas para sobrevivir”, añadió.
Hay casi 50 millones de estadounidenses que dependen de la ayuda alimentaria del gobierno y que se verán ante una sustancial reducción a raíz del recorte federal que entró en vigor el 1 de este mes. Este país tiene 316 millones de habitantes.
Alrededor de 14 por ciento de los hogares de Estados Unidos se valen del Programa de Asistencia Nutricional Complementaria (SNAP, por sus siglas en inglés), conocido por sus cupones de alimentos, que abarca a millones de pobres e indigentes.
Los recortes federales llegan en un momento difícil para millones de habitantes, que todavía no se recuperan de la última crisis económica.
Hay casi 50 millones de estadounidenses que dependen de la ayuda alimentaria del gobierno y que se verán ante una sustancial reducción a raíz del recorte federal que entró en vigor el 1 de este mes. Este país tiene 316 millones de habitantes.
“Desde el inicio de la recesión (en 2008), la gente viene a nosotros porque no gana el dinero que debería estar ganando”, dijo Elaine Schaller, otra voluntaria en la iglesia, entrevistada por IPS.
“Pero los ingresos más bajos también significan menores donaciones, y eso es bastante problemático, porque dependemos de ellas para la mayor parte de nuestra asistencia”, agregó.
De hecho, la deprimida actividad económica deja al descubierto implicaciones más amplias e indirectas de los recortes.
Como la gente tiene menos dinero, también es menos probable que haga donaciones a los centros de distribución, por lo que las despensas y comedores populares tendrán más escasez en los próximos meses, planteó Schaller.
Los recortes aprobados el 1 de este mes se relacionan con la Ley de Recuperación y Reinversión para Estados Unidos (ARRA, por sus siglas en inglés), conocida como “paquete de estímulo”, pues estaba destinada a potenciar la economía nacional.
Entre otros mecanismos, la ARRA estableció una ampliación temporal de los cupones de alimentos.
Desde entonces, la ARRA permitió destinar más de 45.000 millones de dólares para ayuda alimentaria, pero solo hasta el viernes 1, cuando expiraron varias de sus disposiciones temporales.
Los recortes implican una reducción de hasta 5.000 millones de dólares al presupuesto del SNAP. Pero el Congreso debate un proyecto que podría rebanarle otros 40.000 millones de dólares en los próximos 10 años.
“Hablamos de esto con la gente que acude a nosotros y tiene terror de no poder alimentar a sus familias”, dijo Eldridge.
Según activistas, la situación ya era crítica antes del viernes 1. El lento crecimiento económico y el cierre de las oficinas del gobierno por 16 días, que dejó a miles de familias sin ingresos, no hicieron más que elevar la demanda de alimentos donados.
De acuerdo con estadísticas del Departamento de Agricultura, la demanda de cupones aumentó en 37 estados entre 2012 y 2013. Los mayores aumentos se registraron en Illinois y Wyoming.
Pero aún en aquellos estados en los que no creció la demanda de cupones de alimentos en el último año, la cantidad agregada de hogares que dependen de ellos sigue siendo alta.
Mississippi es el peor caso: tiene casi 21 por ciento de su población (unas 630.000 personas) cuya alimentación depende del sistema de cupones. Lo siguen Oregon, Tennessee y Virginia Occidental, con alrededor de 20 por ciento.
En Virginia Occidental, uno de los estados que se verán más afectados por los recortes, los beneficios del SNAP bajaron de casi 42 millones de dólares en septiembre a poco menos de 39 millones, dijo a IPS un portavoz del Departamento de Salud y Recursos Humanos de ese estado.
Esa reducción de casi tres millones de dólares para noviembre afectará a unas 300.000 personas.
La mayoría de los estados en los que se reducen los fondos del SNAP no tienen financiamiento alternativo.
Es probable que otros estados enfrenten situaciones similares.
Todos están involucrados
Días antes de que expirara la ARRA, Al Franken, senador por Minnesota, se sumó a otros 38 legisladores que reclamaron por carta al Congreso impedir nuevos recortes del SNAP, que están a estudio del Poder Legislativo.
El SNAP “es la primera línea de defensa de nuestra nación contra el hambre (y) juega un rol crucial en momentos difíciles de la vida de las familias (pues) permite a las familias en dificultades llevar alimento a sus mesas”, escribieron los 39 senadores.
Los legisladores reclamaron al Congreso que no incluya en el proyecto modificaciones concebidas para hacer más difícil el acceso al programa de cupones de alimentos.
En el ínterin, voluntarios y activistas pueden hacer poco más que esperar.
“Espero que el bipartidismo logre que los habitantes de esta ciudad (Washington) se den cuenta de lo que deben hacer”, dijo Earle Eldridge, el voluntario de St. Anthony. “Todo lo que puedo hacer es rezar”.
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