
Por Thiago Borges para Infosurhoy.com
Organizaciones delictivas van más allá de las favelas para contratar a jóvenes de la alta sociedad como narcotraficantes en Brasil. (Vanderlei Almeida/AFP)
SÃO PAULO – Los jóvenes de escasos recursos y bajo nivel educacional no son los únicos reclutados por el tráfico de drogas en São Paulo.
En los últimos años, un nuevo perfil de traficantes viene llamando la atención de la policía: se trata de los traficantes de elite, que nacieron en cuna de oro, crecieron en barrios acomodados y estudiaron en escuelas de primer nivel.
Cerca de 1.500 nuevas causas judiciales relacionadas al narcotráfico son investigadas por el Ministerio Público de São Paulo cada mes. De este total, el 10% de los casos involucran a personas provenientes de familias ricas.
“Hace 10 o 15 años, cuando ingresé al Ministerio Público, se contaban con los dedos de una mano los casos de traficantes ricos que llegaban aquí”, dijo Alfonso Presti, coordinador de la Central de Investigaciones Policiales y Procesos del Ministerio Público de São Paulo. “Con los años, la banalización y generalización de las drogas hicieron aparecer al traficante de elite”.
Algunos comenzaron con el tráfico distribuyendo estupefacientes en sus círculos de amistades, después fueron reclutados cuando buscaban drogas para consumo personal en zonas carenciadas de la ciudad.
Pero otros ven esta actividad como una oportunidad de ganar dinero fácil. Encargados de negociar la compra y distribución de las drogas, estos traficantes de clase alta crean sistemas de entrega a domicilio y mantienen sus trabajos durante el día como fachada para esconder sus actividades ilícitas.
“Recientemente, un productor de TV aquí en São Paulo fue acusado por tráfico de drogas”, dijo Presti.
En estos sistemas, los clientes hacen pedidos por teléfono o Internet y reciben las compras en su casa. Cerca de 350 taxistas, 550 motociclistas y 150 ciclistas fueron identificados como participantes en la entrega de las drogas en barrios ricos de la ciudad de São Paulo, según un estudio de RCI First – Security and Intelligence Advising, una empresa estadounidense de seguridad con presencia en 18 países.
La cocaína con alto índice de pureza y la marihuana "de boutique”, o sea, con niveles elevados del principio activo THC, son las drogas más pedidas, además de hachís, heroína, éxtasis y LSD.
Con un alto nivel de vida, los narcotraficantes Luciano Chiriato y Luciana Rodrigues de Souza destacan entre los casos más llamativos. La pareja vendía cocaína con 99% de pureza a R$ 50 (US$22) el gramo, cinco veces por encima del precio promedio del mercado.
La droga era entregada en clubes, fiestas de alta sociedad y habitantes de los lujosos condominios de Alphaville, en Campinas, en el interior de São Paulo. Apresados en febrero de 2013, los traficantes fueron condenados a ocho años de prisión.
El narcotráfico en la alta sociedad no es exclusividad del estado más rico del país, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) es de R$1,3 billones (US$570.000 millones), según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.
En 2012, después de tres meses de investigaciones, la Policía Federal (PF) detuvo a un traficante que facturaba R$2 millones (US$880.000) y vendía 200 kg de cocaína por mes para clientes de clase alta en la ciudad de Rio de Janeiro. Los pedidos eran realizados por teléfono y se utilizaban autos de lujo para la entrega.
En febrero de este año, un empresario de João Pessoa que circulaba entre personas de clase media-alta del estado de Paraíba también fue apresado por la PF por el mismo delito.
En marzo, dos hombres de clase media-alta fueron detenidos en Praia de Boa Viagem, un barrio acomodado en Recife, capital de Pernambuco. Uno de ellos era estudiante de fisioterapia y fue arrestado con 50 sobres de cocaína, 15 dosis de marihuana, tres pastillas de éxtasis y 70 sellos de LSD. El otro sujeto fue detenido en un penthouse con 1.000 comprimidos de éxtasis y 59 gramos de hachís.
“No es solamente el dinero lo que motiva a involucrarse en el delito. El tráfico implica prestigio, poder, estatus. Eso seduce a los jóvenes de clase media-alta”, explicó el antropólogo Paulo Malvasi, investigador en el Centro Brasileño de Análisis y Planificación (CEBRAP).
La logística y la calidad de los productos diferencian al traficante de elite del convencional. Pero el poder de influencia y los contactos que tienen son las principales características de este perfil de delincuentes.
“Al circular en otros ámbitos, ellos hacen de puente entre el crimen organizado y otros sectores económicos, como el mercado financiero”, explicó Presti.
La expansión del narcotráfico en las clases altas requiere de fuertes inversiones para iniciar investigaciones en los ámbitos donde actúan esos traficantes, como clubes nocturnos y universidades, según Presti.
El funcionario añadió que el elitismo de este delito lleva a una mayor sofisticación del lavado de dinero.
“El lavado de dinero viene creciendo en la misma proporción que el tráfico y el consumo de drogas en la clase media-alta”, precisó Presti.