¿Cuál es el verdadero costo del mundial?
por: Alejandro Góngora
A prácticamente horas de que inicie el mundial del 2014, los grandes consorcios televisivos, industrias de marketing internacional, y los espectaculares equipos de fútbol con sus respectivas estrellas internacionales, así como un estimado de 600 mil aficionados pronto estarán presentes en Brasil, sede de la Copa del Mundo.
La pintura todavía fresca en algunas de las 12 sedes mundialistas, pues hasta el momento no todos los estadios e infraestructura programada para este evento ha sido finiquitada por los organizadores, pone en entre dicho los más de $ 11 mil millones de dólares de inversión que se han registrado para este evento, además de la capacidad de los operadores y autoridades brasileñas en su organización, ya que se ha catalogado a estos juegos como los más caros de una Copa Mundial hasta la fecha.
Ciudadanos brasileños descontentos, de variados sectores laborales y sociales que están pagando una gran parte del proyecto con el aumento en los precios a los servicios públicos, en un país con más de 40 millones de habitantes en situación de pobreza extrema, se han montado en olas de manifestaciones en contra de la Copa del Mundo. Y es probable que continúen haciéndolo, usando la publicidad y reflectores del evento para llamar la atención sobre los problemas de la desigualdad social, pobreza, corrupción y represión por parte de las autoridades.
El nivel de insatisfacción de los ciudadanos por que Brasil sea sede del mundial es del 72 por ciento. Desde que se supo que serían anfitriones, 6 de cada 10 encuestados comentaron que ser sede del mundial es malo para el país, ya que los miles de millones de dólares gastados en el torneo serían mejor invertidos en servicios de salud, seguridad, escuelas y transporte público, lo demuestra el nivel de frustración generalizada que existe por el estado de la economía y el desempeño de la presidenta Dilma Russef, según la encuesta realizada por el PewReserch Center con sede en Washington.
La historia de la Copa Mundial que se jugará en este mes de junio es claramente mucho más que un deporte, pues entreteje los hilos de la economía, política, riesgos de seguridad, infraestructura, cultura social y geografía; una oportunidad para que Brasil muestre su crecimiento como una economía emergente, como un país democrático y con un liderazgo en la región de América del Sur; contraste que se ha dado con las recurrentes manifestaciones, por ejemplo: la de los maestros alzando la voz “vale más un maestro que Neimar”, o la de los policías exigiendo el 15.8 por ciento del aumento salarial, el paro laboral de los trabajadores del metro y no podría faltar las protestas de los ambientalistas sobre la explotación de la flora y fauna en la selva de amazonas.
Aunque en los últimos años se ha erradicado la violencia por racismo en el deporte y en Brasil no existe manifestación de grupos aliados a las ideologías terroristas, no están exentos de amenazas de este tipo, sin embargo la criminalidad en las favelas sigue siendo una preocupación por parte de las autoridades brasileñas, que para contrarrestar lo antes mencionado, el día 02 de junio la policía militar difundió ante la prensa internacional, despliegues tácticos y protocolos de atención en caso de atentados terroristas con explosivos, armas químicas y biológicas. Estos ejercicios realizados, para los analistas representan una demostración de la capacidad, estado de fuerza y reacción con la cuenta una nación para hacer frente a los riesgos y amenazas que se encuentran latentes en este tipo de eventos, pero también dan ventilar una percepción de inseguridad por parte de los visitantes y la comunidad internacional. Para operar protocolos y estrategias de este tipo se necesita una inversión importante en los recursos humanos, técnicos, logísticos y materiales para la seguridad,la salud y su difusión que aún no se encuentra detallada por las autoridades.
Así que gran parte del turismo que asistirá al evento ya inicia con las cuestiones sobre si serán las manifestaciones callejeras un riesgo para su seguridad.
¿Cómo podría la infraestructura que fue construida con el Mundial en mente afectar el comercio y la inversión extranjera?, ¿La reacción en contra de los gastos de la Copa Mundial puede costar la presidencia a Dilma Roussef en la reelección este otoño?, ¿Qué cambios de política deben, o pueden esperar el mundo antes de los Juegos Olímpicos de verano llegan a Brasil en 2016?
Así que hay que mantener la atención en estos y otros temas después de las finales de la Copa del Mundo, que ya se han convertido en parte de la historia que rodea al del deporte.
Alejandro Góngora
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